Escuela española del siglo XIX. “Bodegón con flores”. Óleo sobre lienzo. Medidas: 74 x 92 cm. En este lienzo el autor nos presenta un bodegón de flores de clara influencia barroca, inspirado directamente en los grandes maestros españoles que configuraron el género en nuestro país: Sánchez Cotán, Van der Hamen, Tomás Yepes Pedro de Camprobín y -en mayor medida debido a que nos encontramos frente a la tipología de bodegón de flores- a Juan de Arellano, este último nacido en Madrid en 1614 y fallecido en la misma ciudad en el 1676. El origen del género del bodegón en España lo encontramos en los primeros años del siglo XVII, cuando aún es abordado en un estilo racional y riguroso, de herencia manierista. Sin embargo, según avance el barroco los bodegones y floreros adquirirán cada vez mayor dinamismo, las composiciones se abrirán y serán también más naturalistas y teatrales. Las flores del pleno barroco se nos mostrarán como aquí vemos, totalmente abiertas, casi a punto de marchitarse y muy volumétricas, aportando dinamismo y sentido escenográfico a la imagen, dejando así atrás el estatismo y el afán contemplativo del bodegón del primer barroco. También la composición hunde sus raíces en el pleno barroco español, con los elementos que componen el bodegón situados ante un fondo de paisaje clasicista, abierto por un lado y cerrado por el otro. Otros rasgos típicos del bodegón tradicional español, que el autor de este lienzo domina con maestría, son el estudio detenido de la luz, que crea contrastes acusados para realzar el volumen de los diversos elementos; el cuidado de las calidades de los distintos frutos, flores y objetos; y el acentuado realismo de acento casi ilusionista, apoyado en un riguroso dibujo y en el hábil manejo del claroscuro. Se mantiene aquí el gusto por el naturalismo que lleva al pintor a describir minuciosamente los detalles de los elementos y transmitir sus calidades. Sin embargo, también hay ya un ligero aire que pertenece al momento de transición entre el naturalismo de principios del siglo XVII y el pleno barroco de la segunda mitad, representado por Juan de Arellano y luego por su hijo José. Las flores aparecen plenas, casi a punto de marchitarse, y el aspecto lumínico, por otra parte, es clave en esta obra, y revela la directa influencia del barroco tenebrista, que llega a estos pintores bodegonistas a través de la obra de Maíno.
Escuela española del siglo XIX. “Bodegón con flores”. Óleo sobre lienzo. Medidas: 74 x 92 cm. En este lienzo el autor nos presenta un bodegón de flores de clara influencia barroca, inspirado directamente en los grandes maestros españoles que configuraron el género en nuestro país: Sánchez Cotán, Van der Hamen, Tomás Yepes Pedro de Camprobín y -en mayor medida debido a que nos encontramos frente a la tipología de bodegón de flores- a Juan de Arellano, este último nacido en Madrid en 1614 y fallecido en la misma ciudad en el 1676. El origen del género del bodegón en España lo encontramos en los primeros años del siglo XVII, cuando aún es abordado en un estilo racional y riguroso, de herencia manierista. Sin embargo, según avance el barroco los bodegones y floreros adquirirán cada vez mayor dinamismo, las composiciones se abrirán y serán también más naturalistas y teatrales. Las flores del pleno barroco se nos mostrarán como aquí vemos, totalmente abiertas, casi a punto de marchitarse y muy volumétricas, aportando dinamismo y sentido escenográfico a la imagen, dejando así atrás el estatismo y el afán contemplativo del bodegón del primer barroco. También la composición hunde sus raíces en el pleno barroco español, con los elementos que componen el bodegón situados ante un fondo de paisaje clasicista, abierto por un lado y cerrado por el otro. Otros rasgos típicos del bodegón tradicional español, que el autor de este lienzo domina con maestría, son el estudio detenido de la luz, que crea contrastes acusados para realzar el volumen de los diversos elementos; el cuidado de las calidades de los distintos frutos, flores y objetos; y el acentuado realismo de acento casi ilusionista, apoyado en un riguroso dibujo y en el hábil manejo del claroscuro. Se mantiene aquí el gusto por el naturalismo que lleva al pintor a describir minuciosamente los detalles de los elementos y transmitir sus calidades. Sin embargo, también hay ya un ligero aire que pertenece al momento de transición entre el naturalismo de principios del siglo XVII y el pleno barroco de la segunda mitad, representado por Juan de Arellano y luego por su hijo José. Las flores aparecen plenas, casi a punto de marchitarse, y el aspecto lumínico, por otra parte, es clave en esta obra, y revela la directa influencia del barroco tenebrista, que llega a estos pintores bodegonistas a través de la obra de Maíno.
Try LotSearch and its premium features for 7 days - without any costs!
Be notified automatically about new items in upcoming auctions.
Create an alert