Beschreibung:

Es­cue­la eu­ro­pea, si­guien­do mo­de­los de ADRIAEN THO­MASZ KEY; siglo XVIII. “Re­tra­to de ca­ba­lle­ro”. Óleo sobre lien­zo. Pre­sen­ta re­pin­tes. Me­di­das: 45 x 33 cm; 65 x 53 cm (marco). Re­tra­to de ca­ba­lle­ro re­suel­to con una téc­ni­ca mi­nu­cio­sa, ya que el ar­tis­ta capta la efi­gie el pro­ta­go­nis­ta con una gran pre­ci­sión y maes­tría. El autor no solo tras­mi­te una de­li­ca­da fi­sio­no­mía, sino que tam­bién ha con­se­gui­do re­tra­tar el ca­rác­ter del per­so­na­je, sin idea­lis­mos, con un re­tra­to psi­co­ló­gi­co en el que se puede apre­ciar a un hom­bre regio, so­brio, que con su mi­ra­da le­ve­men­te es­qui­va res­pec­to al es­pec­ta­dor, se im­po­ne ante él con su aus­te­ra pre­sen­cia. Com­po­si­ti­va­men­te la obra sigue las di­rec­tri­ces pro­pias de la cen­tu­ria an­te­rior, con un re­tra­to de busto, le­ve­men­te gi­ra­do en tres cuar­tos y una ilu­mi­na­ción cá­li­da ba­sa­da en un foco di­ri­gi­do que in­ci­de di­rec­ta­men­te sobre el ros­tro del pro­ta­go­nis­ta. Un hom­bre al que no se le suma nin­gún ele­men­to anec­dó­ti­co que pueda apor­tar más in­for­ma­ción de él, sino que se pre­sen­ta sobre un fondo neu­tro y os­cu­ro que hace re­sal­tar su fi­gu­ra, de la cual el autor ha sa­bi­do ex­traer las jus­tas ca­li­da­des de las telas, los bri­llos del ros­tro y la de­li­ca­de­za de la gola. Por su ca­li­dad téc­ni­ca la obra re­cuer­da en gran me­di­da a la pin­tu­ra del ar­tis­ta Adriaen Tho­mas Key. Se co­no­ce muy poco sobre los orí­ge­nes y los pri­me­ros años de vida de Adriaen Tho­masz. De hecho, in­ves­ti­ga­cio­nes re­cien­tes han de­mos­tra­do que, con­tra­ria­men­te a lo que se creía tra­di­cio­nal­men­te, su ape­lli­do no era Key y no era pa­rien­te de Wi­llem Key. Solo adop­tó el ape­lli­do Key des­pués de ha­cer­se cargo del ta­ller de Wi­llem Key en 1567. Antes de ese mo­men­to, solo usaba el mo­no­gra­ma AT y se hacía re­fe­ren­cia al ar­tis­ta úni­ca­men­te como Adriaen Tho­masz. (que sig­ni­fi­ca Adriaen, hijo de Tho­mas). Está claro que la razón por la que adop­tó el ape­lli­do es que Wi­llem Key y su ta­ller dis­fru­ta­ban de una gran repu­tación y usar Key como su ape­lli­do era una buena he­rra­mien­ta de marca para su pro­pio tra­ba­jo. Pro­ba­ble­men­te nació en Am­be­res al­re­de­dor de 1544. El pri­mer nom­bre de su padre era Tho­mas. Se formó ini­cial­men­te con el pin­tor de vi­drio Jan Hack III y se re­gis­tró como alumno en el gre­mio de San Lucas de Am­be­res en el año 1558. Se vin­cu­ló al ta­ller de Wi­llem Key a tem­pra­na edad y Wi­llem Key es con­si­de­ra­do como otro maes­tro de Adriaen. Los Paí­ses Bajos de los Habs­bur­go se vie­ron afec­ta­dos en ese mo­men­to por la Beel­dens­torm (Furia ico­no­clas­ta) que co­men­zó a prin­ci­pios de la dé­ca­da de 1560 y al­can­zó su punto má­xi­mo en 1566. Du­ran­te el pe­río­do de ico­no­clas­tia, el arte ca­tó­li­co y mu­chas for­mas de ac­ce­so­rios y de­co­ra­ción de igle­sias fue­ron des­trui­dos por pro­tes­tan­tes cal­vi­nis­tas no­mi­na­les. mul­ti­tu­des que apo­ya­ban la Re­for­ma pro­tes­tan­te. Am­be­res tam­bién se vio afec­ta­da por la ola de des­truc­ción. Key pudo emer­ger como uno de los prin­ci­pa­les pin­to­res de Am­be­res en la se­gun­da mitad del siglo XVI des­pués de que la ico­no­cla­sia había dis­mi­nui­do. Fue ad­mi­ti­do como maes­tro pin­tor en el Gre­mio en 1567. Cuan­do Wi­llem Key murió en 1568, Adriaen Tho­masz se hizo cargo de su ta­ller. Aun­que se había con­ver­ti­do al cal­vi­nis­mo, no aban­do­nó Am­be­res des­pués de la caída de Am­be­res en 1585, cuan­do el go­bierno cal­vi­nis­ta de Am­be­res fue de­rro­ca­do por las fuer­zas es­pa­ño­las di­ri­gi­das por Ales­san­dro Far­ne­se. Re­ci­bió alum­nos en su ta­ller en 1582, 1588 y 1589. Re­ci­bió en­car­gos del líder de la re­vuel­ta ho­lan­de­sa Gui­ller­mo de Oran­ge y de la élite so­cio­eco­nó­mi­ca de Am­be­res. Se le men­cio­na por úl­ti­ma vez en un do­cu­men­to de 1589.​No está claro si murió poco des­pués o se fue