Escuela flamenca; mediados del siglo XVII. “Ecce homo”. Óleo sobre tabla de roble. Engatillada. Posee repintes y restos de antiguos daños provocados por xilófagos. Tabla cepillada. Medidas: 81 x 63 cm; 92 x 73 cm (marco). El fondo dorado y resplandeciente trasmite un mensaje de atemporalidad propio del discurso de la religión cristiana. En el centro de la escena una glorificada figura, muestra el sufrimiento y el sacrificio que debió sentir Jesús para salvar a sus fieles. En un primer plano, de frente al espectador, el cuerpo doliente de Cristo, se presenta en un busto revelador, que trasmite y da testigo de las consecuencias de la pasión. Con los brazos cruzados sobre su vientre, todavía con los restos de la cuerda con la que fue atado, y tapado parcialmente con un manto rojo, símbolo de la pasión, Jesús gira levemente su rostro, con la boca entreabierta, lágrimas en los ojos y gotas de sangre descendiendo por su frente, resultado de la presión que ejerce la corona de espinas. Todo ello sumado al alargamiento de la anatomía, se revela ante el fiel con la intención de despertar la fe, la emoción y empatizar con el. El tema del Ecce Homo pertenece al ciclo de la Pasión, y precede inmediatamente al episodio de la Crucifixión. Siguiendo esta iconografía, se presenta a Jesús en el momento en que los soldados se burlan de él, tras coronarle de espinas, vestirle con una túnica púrpura y colocarle una caña en la mano, arrodillándose y exclamando “¡Salve, rey de los judíos!”. Las palabras “Ecce Homo” son las pronunciadas por Pilatos al presentar a Cristo ante la multitud; su traducción es “he aquí el hombre”, frase mediante la cual se mofa de Jesús y da a entender que el poder de Cristo no era tal frente al de los dirigentes que allí le estaban juzgando. Se trata de una pintura perteneciente a la escuela flamenca, lo cual se revela por algunas características estéticas que se encuentran reflejadas en esta obra. Ejemplo de ello es la reacción realista frente a la fantasía del gótico internacional, del que se pueden apreciar ciertas reminiscencias, como el fondo, también existe una gran influencia de una concepción escultórica en esta obra, lo que queda patente con la composición, además es una pintura con un gran sentido simbólico que nos permite dos lecturas, la simbólica y la realista. Hay importancia por el detalle, con una descripción minuciosa, nada escapa al ojo del pintor, suelen tener muchos detalles, también se abandona el refinamiento, aparecen seres reales sin intención idealista. El retrato ocupa cada vez un lugar más destacado, hay un mayor estudio de la luz, también veracidad del sentido del volumen, se busca la profundidad en el espacio, consiguiendo la perspectiva de manera intuitiva.
Escuela flamenca; mediados del siglo XVII. “Ecce homo”. Óleo sobre tabla de roble. Engatillada. Posee repintes y restos de antiguos daños provocados por xilófagos. Tabla cepillada. Medidas: 81 x 63 cm; 92 x 73 cm (marco). El fondo dorado y resplandeciente trasmite un mensaje de atemporalidad propio del discurso de la religión cristiana. En el centro de la escena una glorificada figura, muestra el sufrimiento y el sacrificio que debió sentir Jesús para salvar a sus fieles. En un primer plano, de frente al espectador, el cuerpo doliente de Cristo, se presenta en un busto revelador, que trasmite y da testigo de las consecuencias de la pasión. Con los brazos cruzados sobre su vientre, todavía con los restos de la cuerda con la que fue atado, y tapado parcialmente con un manto rojo, símbolo de la pasión, Jesús gira levemente su rostro, con la boca entreabierta, lágrimas en los ojos y gotas de sangre descendiendo por su frente, resultado de la presión que ejerce la corona de espinas. Todo ello sumado al alargamiento de la anatomía, se revela ante el fiel con la intención de despertar la fe, la emoción y empatizar con el. El tema del Ecce Homo pertenece al ciclo de la Pasión, y precede inmediatamente al episodio de la Crucifixión. Siguiendo esta iconografía, se presenta a Jesús en el momento en que los soldados se burlan de él, tras coronarle de espinas, vestirle con una túnica púrpura y colocarle una caña en la mano, arrodillándose y exclamando “¡Salve, rey de los judíos!”. Las palabras “Ecce Homo” son las pronunciadas por Pilatos al presentar a Cristo ante la multitud; su traducción es “he aquí el hombre”, frase mediante la cual se mofa de Jesús y da a entender que el poder de Cristo no era tal frente al de los dirigentes que allí le estaban juzgando. Se trata de una pintura perteneciente a la escuela flamenca, lo cual se revela por algunas características estéticas que se encuentran reflejadas en esta obra. Ejemplo de ello es la reacción realista frente a la fantasía del gótico internacional, del que se pueden apreciar ciertas reminiscencias, como el fondo, también existe una gran influencia de una concepción escultórica en esta obra, lo que queda patente con la composición, además es una pintura con un gran sentido simbólico que nos permite dos lecturas, la simbólica y la realista. Hay importancia por el detalle, con una descripción minuciosa, nada escapa al ojo del pintor, suelen tener muchos detalles, también se abandona el refinamiento, aparecen seres reales sin intención idealista. El retrato ocupa cada vez un lugar más destacado, hay un mayor estudio de la luz, también veracidad del sentido del volumen, se busca la profundidad en el espacio, consiguiendo la perspectiva de manera intuitiva.
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