Escuela flamenca o escuela de Praga; principios del siglo XVII. “Apolo y Marsias”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Posee permiso de exportación expedido el 13 de marzo de 2020. Procedencia: Marques de Larios. Presenta etiquetas informativas al dorso: sobre la procedencia y de la junta delegada de incautación. Medidas: 151 x 189 cm; 164 x 202 cm (marco). En esta pieza se desarrolla un tema mitológico conocido como el reto entre Apolo y Marsias o el veredicto de Midas. Según el mito Marsias consiguió una flauta, cuando Atenea la desechó. Interesado en el instrumento el fauno se especializó de tal modo que fue aclamado por su gran virtuosismo. Esta fama generó un conflicto con Apolo, quien era considerado dios de las artes. Por dicho motivo ambos personajes compitieron; Marsias tocando la flauta y Apolo la lira. Teniendo como jueces al cortejo de ambos; los sátiros y las ninfas. Se cuenta que a pesar de la gran destreza de Marsias, Apolo toco su instrumento al derecho y al revés generando en ambos casos armonía, como Marsias no pudo conseguir dicho resultado con la flauta perdió ante Apolo. En esta pieza en concreto, los protagonistas de la escena se encuentran desplazados en la zona derecha de la composición: Destaca la figura de Apolo más centralizada, desnudo y ataviado con un manto rojo, sobre sus manos lleva un violín. Este instrumento es una licencia del artista, ya que en el mito original Apolo tocaba la lira, sin embargo, el artista ha respetado la idea del instrumento de cuerda. En el centro midas, coronado, mira a Apolo, del mismo modo que Marsias que se encuentra ataviado con una corona, y manto dorado. De espaladas al espectador, no parece sostener su flauta sino observar y respetar el momento de protagonismo de Apolo. La escena se acompaña por todo un cortejo; los faunos que apoyan a Marsias, y diversas damas ataviadas elegantemente, que representan a las musas. Un hecho reseñable de la escena, es que a pesar de que los protagonistas principales poseen ropajes inspirados en la antigüedad, las musas se encuentran vestidas a la moda de la época. Esta característica fue común durante la época, ya que muchas damas de la corte asimilaron la estética clasicista, creando una simbiosis entre la antigüedad y su época. Formalmente en esta obra domina la influencia de la escuela flamenca. Así, las figuras son monumentales, de rostros idealizados y gestos serenos y equilibrados, en una representación idealizada cuya base parte de los cánones clásicos. También la retórica de los gestos, teatrales y elocuentes, netamente barrocos, es algo típico del clasicismo del XVII. Cabe señalar asimismo la importancia del aspecto cromático, muy pensado, entonado y equilibrado.
Escuela flamenca o escuela de Praga; principios del siglo XVII. “Apolo y Marsias”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Posee permiso de exportación expedido el 13 de marzo de 2020. Procedencia: Marques de Larios. Presenta etiquetas informativas al dorso: sobre la procedencia y de la junta delegada de incautación. Medidas: 151 x 189 cm; 164 x 202 cm (marco). En esta pieza se desarrolla un tema mitológico conocido como el reto entre Apolo y Marsias o el veredicto de Midas. Según el mito Marsias consiguió una flauta, cuando Atenea la desechó. Interesado en el instrumento el fauno se especializó de tal modo que fue aclamado por su gran virtuosismo. Esta fama generó un conflicto con Apolo, quien era considerado dios de las artes. Por dicho motivo ambos personajes compitieron; Marsias tocando la flauta y Apolo la lira. Teniendo como jueces al cortejo de ambos; los sátiros y las ninfas. Se cuenta que a pesar de la gran destreza de Marsias, Apolo toco su instrumento al derecho y al revés generando en ambos casos armonía, como Marsias no pudo conseguir dicho resultado con la flauta perdió ante Apolo. En esta pieza en concreto, los protagonistas de la escena se encuentran desplazados en la zona derecha de la composición: Destaca la figura de Apolo más centralizada, desnudo y ataviado con un manto rojo, sobre sus manos lleva un violín. Este instrumento es una licencia del artista, ya que en el mito original Apolo tocaba la lira, sin embargo, el artista ha respetado la idea del instrumento de cuerda. En el centro midas, coronado, mira a Apolo, del mismo modo que Marsias que se encuentra ataviado con una corona, y manto dorado. De espaladas al espectador, no parece sostener su flauta sino observar y respetar el momento de protagonismo de Apolo. La escena se acompaña por todo un cortejo; los faunos que apoyan a Marsias, y diversas damas ataviadas elegantemente, que representan a las musas. Un hecho reseñable de la escena, es que a pesar de que los protagonistas principales poseen ropajes inspirados en la antigüedad, las musas se encuentran vestidas a la moda de la época. Esta característica fue común durante la época, ya que muchas damas de la corte asimilaron la estética clasicista, creando una simbiosis entre la antigüedad y su época. Formalmente en esta obra domina la influencia de la escuela flamenca. Así, las figuras son monumentales, de rostros idealizados y gestos serenos y equilibrados, en una representación idealizada cuya base parte de los cánones clásicos. También la retórica de los gestos, teatrales y elocuentes, netamente barrocos, es algo típico del clasicismo del XVII. Cabe señalar asimismo la importancia del aspecto cromático, muy pensado, entonado y equilibrado.
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