Escuela flamenca o española; siglo XVII. “La curación en el estanque de Siloé”. Óleo sobre lienzo. Presenta faltas sobre la capa pictórica y repintes. Medidas: 117 x 173 cm. La curación del ciego es un episodio de la vida de Jesús narrado en el Nuevo Testamento, uno de los milagros que realizó durante su vida terrenal. De hecho, según narran los Evangelios Jesús realizó cuatro curaciones a ciegos, si bien el que suele ser representado es aquel que era ciego de nacimiento, narrado por Juan (9:1-41). La narración bíblica situa a los protagonistas en el estanque de Siloé que se encuentra ubicado en la ciudad de Jerusalén. Según el evangelio “Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron, Rabbi, ¿quién pecó para que naciera ciego este hombre? ¿él o sus padres?". Jesús respondió: Ni este hombre ni sus padres pecaron, dijo Jesús, "pero esto ocurrió para que se manifestaran en él las obras de Dios. Mientras es día, tenemos que hacer los trabajos del que me envió. La noche está viniendo, cuándo nadie puede trabajar. Mientras esté en el mundo, soy la luz del mundo. Habiendo dicho esto, escupió en la tierra, hizo algo de barro con la saliva, y lo puso sobre los ojos del ciego. Vete, le dijo, lávate en la Piscina de Siloé (esta palabra significa "Enviado"). Así que el hombre se fue y se lavó, y volvió a su casa viendo. Sus vecinos y quienes anteriormente le habían visto se preguntaban, ¿no es éste el mismo hombre que solía sentarse a mendigar? Algunos decían que lo era. Otros decían, No, sólo se le parece. Pero él insistía, soy yo. Como entonces se abrieron tus ojos? Preguntaron. Él respondió, El hombre que se llama Jesús hizo algo de barro y lo puso sobre mis ojos. Me dijo que fuera a Siloé y me lavara. Así que fui y me lavé, y entonces pude ver. Dónde está ese hombre? Le preguntaron. No sé, dijo”. Estos milagros causaban la indignación de los maestros de la ley judía, por lo que los escribas, fariseos y otros contemporáneos de Jesús los atribuyeron a una confabulación con Belcebú. La pintura barroca es uno de los ejemplos más auténticos y personales del arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes del alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular.
Escuela flamenca o española; siglo XVII. “La curación en el estanque de Siloé”. Óleo sobre lienzo. Presenta faltas sobre la capa pictórica y repintes. Medidas: 117 x 173 cm. La curación del ciego es un episodio de la vida de Jesús narrado en el Nuevo Testamento, uno de los milagros que realizó durante su vida terrenal. De hecho, según narran los Evangelios Jesús realizó cuatro curaciones a ciegos, si bien el que suele ser representado es aquel que era ciego de nacimiento, narrado por Juan (9:1-41). La narración bíblica situa a los protagonistas en el estanque de Siloé que se encuentra ubicado en la ciudad de Jerusalén. Según el evangelio “Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron, Rabbi, ¿quién pecó para que naciera ciego este hombre? ¿él o sus padres?". Jesús respondió: Ni este hombre ni sus padres pecaron, dijo Jesús, "pero esto ocurrió para que se manifestaran en él las obras de Dios. Mientras es día, tenemos que hacer los trabajos del que me envió. La noche está viniendo, cuándo nadie puede trabajar. Mientras esté en el mundo, soy la luz del mundo. Habiendo dicho esto, escupió en la tierra, hizo algo de barro con la saliva, y lo puso sobre los ojos del ciego. Vete, le dijo, lávate en la Piscina de Siloé (esta palabra significa "Enviado"). Así que el hombre se fue y se lavó, y volvió a su casa viendo. Sus vecinos y quienes anteriormente le habían visto se preguntaban, ¿no es éste el mismo hombre que solía sentarse a mendigar? Algunos decían que lo era. Otros decían, No, sólo se le parece. Pero él insistía, soy yo. Como entonces se abrieron tus ojos? Preguntaron. Él respondió, El hombre que se llama Jesús hizo algo de barro y lo puso sobre mis ojos. Me dijo que fuera a Siloé y me lavara. Así que fui y me lavé, y entonces pude ver. Dónde está ese hombre? Le preguntaron. No sé, dijo”. Estos milagros causaban la indignación de los maestros de la ley judía, por lo que los escribas, fariseos y otros contemporáneos de Jesús los atribuyeron a una confabulación con Belcebú. La pintura barroca es uno de los ejemplos más auténticos y personales del arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes del alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular.
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