Beschreibung:

Es­cue­la fla­men­ca; siglo XVI. “Vir­gen con el Niño”. Óleo sobre tabla de roble. Pre­sen­ta res­tau­ra­cio­nes. Me­di­das: 33,5 x 26 cm; 55 x 47 cm (marco). Sobre el cre­cien­te lunar a modo de In­ma­cu­la­da, la Vir­gen sos­tie­ne entre sus bra­zos al Niño, ambos su­mer­gi­dos en halo do­ra­do que re­pre­sen­ta la glo­ri­fi­ca­ción de la re­li­gión cris­tia­na. De­li­mi­tan la pre­sen­cia de los pro­ta­go­nis­tas un gran ro­sa­rio que orla la es­ce­na y en sos­te­ni­da por va­rios an­ge­li­tos. En el siglo XVI, a raíz de la in­tro­duc­ción de las no­ve­da­des del re­na­ci­mien­to ita­liano, el es­ti­lo fla­men­co evo­lu­cio­na hacia un sen­ti­do más clá­si­co y es­cul­tó­ri­co, con­ser­van­do sin em­bar­go sus ca­rac­te­rís­ti­cas pro­pias. Este cam­bio se tras­la­da tam­bién a la es­cue­la his­pano fla­men­ca, que cuen­ta ade­más con cau­ces de pe­ne­tra­ción del es­ti­lo ita­liano in­de­pen­dien­tes. A Es­pa­ña lle­gan in­fluen­cias prin­ci­pal­men­te de Ra­fael y sus se­gui­do­res, a tra­vés de gra­ba­dos, óleos y pin­to­res que via­jan entre ambos paí­ses. En esta obra se apre­cia esta in­fluen­cia en la mo­nu­men­ta­li­za­ción de las fi­gu­ras y en el mo­vi­mien­to que des­cri­be el cuer­po del pe­que­ño Jesús, ade­más de otros de­ta­lles como el di­na­mis­mo del ca­be­llo de la Vir­gen. El tema de la Vir­gen de la Leche es uno de los fa­vo­ri­tos den­tro de la de­vo­ción po­pu­lar es­pa­ño­la. Se trata de un tema muy an­ti­guo den­tro de la ico­no­gra­fía cris­tia­na, pues­to que los pri­me­ros ejem­plos datan del siglo IV. A par­tir de la Edad Media los pin­to­res uti­li­za­rán este tema para pre­sen­tar a María como in­ter­ce­so­ra entre Dios y los hom­bres, papel fre­cuen­te­men­te sim­bo­li­za­do por el acto de ama­man­tar al Niño. A la vez, el tema de la Vir­gen de la Leche re­sal­ta la na­tu­ra­le­za hu­ma­na de Jesús, en tanto que hijo de María. En el ám­bi­to de la de­vo­ción po­pu­lar fue un tema de gran éxito, al cen­trar­se la re­pre­sen­ta­ción en el amor ma­ter­nal. El pro­gre­si­vo na­tu­ra­lis­mo, y es­pe­cial­men­te el rea­lis­mo y el gusto por la plas­ma­ción de es­ce­nas co­ti­dia­nas de la es­cue­la fla­men­ca, harán que este tema pase a re­pre­sen­tar­se de forma más hu­ma­na, eli­mi­nan­do alu­sio­nes mís­ti­cas como los ar­cán­ge­les o la Je­ru­sa­lén Ce­les­tial, ha­cien­do hin­ca­pié así en la re­la­ción entre madre e hijo, de forma que con­mue­va el ánimo del fiel, por serle algo cer­cano y co­no­ci­do.