Escuela francesa; mediados del siglo XVII. “El verano”. Óleo sobre tabla. Presenta repintes y restauraciones. Medidas: 10 x 15 cm. El óleo presenta un paisaje natural, cuyo centro se encuentra dominado por la presencia de una joven semidesnuda recostada sobre el heno dorado. Aunque apenas se aprecia detrás de la joven se encuentran unos pequeños amorcillos que sostienen unas guirnaldas de tela sobre la cabeza de la joven. La dama sostiene en una de sus manos una guadaña, lo que nos indica que se trata de una representación de la alegoría del verano, representada por una mujer que siega, de ahí la herramienta. Esta “Alegoría del verano” cuenta con una serie de detalles que la sitúan claramente dentro de la escuela francesa del Rococó del siglo XVIII: los tonos de los angelitos y la presencia de los mismos, el hecho de que estos puedan relacionarse con la tradición clásica pero no son parte de los temas principales de la misma, el movimiento de la composición, y el tema, totalmente intrascendente de la pintura. Así, podría relacionarse con las conocidas “Fêtes Galantes” de la época, y con trabajos como la “Alegoría de la Música” de François Boucher (1764, conservada en la National Gallery de Washington D.C.), o grupos con el mismo tema que esta pintura realizados por Meissen en porcelana en esta misma época, o el óleo titulado “Invierno” de Jean-Honoré Fragonard (hacia 1755) conservado en The Los Angeles County Museum of Art (Estados Unidos), por ejemplo.
Escuela francesa; mediados del siglo XVII. “El verano”. Óleo sobre tabla. Presenta repintes y restauraciones. Medidas: 10 x 15 cm. El óleo presenta un paisaje natural, cuyo centro se encuentra dominado por la presencia de una joven semidesnuda recostada sobre el heno dorado. Aunque apenas se aprecia detrás de la joven se encuentran unos pequeños amorcillos que sostienen unas guirnaldas de tela sobre la cabeza de la joven. La dama sostiene en una de sus manos una guadaña, lo que nos indica que se trata de una representación de la alegoría del verano, representada por una mujer que siega, de ahí la herramienta. Esta “Alegoría del verano” cuenta con una serie de detalles que la sitúan claramente dentro de la escuela francesa del Rococó del siglo XVIII: los tonos de los angelitos y la presencia de los mismos, el hecho de que estos puedan relacionarse con la tradición clásica pero no son parte de los temas principales de la misma, el movimiento de la composición, y el tema, totalmente intrascendente de la pintura. Así, podría relacionarse con las conocidas “Fêtes Galantes” de la época, y con trabajos como la “Alegoría de la Música” de François Boucher (1764, conservada en la National Gallery de Washington D.C.), o grupos con el mismo tema que esta pintura realizados por Meissen en porcelana en esta misma época, o el óleo titulado “Invierno” de Jean-Honoré Fragonard (hacia 1755) conservado en The Los Angeles County Museum of Art (Estados Unidos), por ejemplo.
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