Escuela italiana; Círculo de DOMÉNICO FIASELLA (Italia, 1589 –1669); siglo XVII. “San Lorenzo”. Óleo sobre lienzo. Conserva su tela original y posee la trasera cubierta de papel de seda. Presenta marco antiguo. Medidas: 92 x 64 cm: 109 x 81 cm (marco). Arrodillado en un sobrio interior, el joven que protagoniza la escena, alza su mirada al cielo, con la boca entreabierta adoptando un gesto devocional, en el que parece encontrase en éxtasis. El religioso, lo cual se intuye de su vestimenta, dirige una de sus manos hacia el pecho y a su vez sostiene entre el brazo la palma del martirio. A pesar de los pocos elementos que conforman la escena, el autor ha creado una imagen efectista en cierto modo teatralizada, tanto por el gesto ya comentado, como por el tratamiento de la luz que se fundamenta en un foco cenital que envuelve la figura del santo. Es probable que se trate de la representación de San Lorenzo, diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258, sus “Hechos legendarios” narran que San Lorenzo, por humildad, lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo. Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dichas riquezas. Pero no quedaba nada de ellas, ya que Lorenzo las había distribuido entre los pobres. Furioso por ver su codicia frustrada, el emperador Decio ordenó que lo flagelasen con varas, se le quemaran las costillas con hierro candente y que, por último, fuera extendido desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas. San Lorenzo es el patrón de los pobres, entre quienes distribuyera los tesoros de la Iglesia. Además, fue adoptado como patrón por numerosas corporaciones y oficios. Sus funciones de diácono le valieron asimismo el homenaje de los bibliotecarios, bibliófilos y libreros, dado que los diáconos estaban encargados de la guarda de los libros sagrados. Pero fue sobre todo su suplicio en la parrilla lo que le aseguró mayor popularidad: era invocado contra el fuego, y se le consideraba protector de todos los oficios expuestos a las quemaduras, como los bomberos, los carboneros, los panaderos, los vidrieros y las planchadoras, entre otros. Respecto a su iconografía, San Lorenzo es representado como un joven con la cabeza descubierta, vestido con la dalmática de diácono sobre la cual, en ocasiones, hay llamas bordadas. Suele llevar el libro de los Evangelios y una cruz procesional, porque portar la cruz y guardar los Evangelios era responsabilidad de los diáconos. Una bolsa o un cáliz lleno de monedas de oro aluden a los tesoros de la Iglesia que el papa le confiara, pero su atributo más característico es la parrilla, instrumento de su martirio. Las características técnicas de la obra, como por ejemplo el tratamiento del rostro, acercan esta pintura a la obra artística de Domenico Fiasella, quien fue un pintor italiano del período barroco, principalmente activo en Génova. Fue apodado Il Sarzana, por su lugar de nacimiento.Hijo de Giovanni Fiasella, un orfebre, fue quien, notando sus habilidades, lo puso de aprendiz cuando era un niño de 11 años para trabajar con Aurelio Lomi en Génova, y de allí pasó a trabajar con Giovanni Battista Paggi. Hacia 1607 partió para Roma, donde frecuentó la Accademia del Nudo. Su habilidad fue reconocida por primera vez por Guido Reni y Ciriaco Mattei, lo que llevó a Domenico Passignano y Cavalier D'Ar
Escuela italiana; Círculo de DOMÉNICO FIASELLA (Italia, 1589 –1669); siglo XVII. “San Lorenzo”. Óleo sobre lienzo. Conserva su tela original y posee la trasera cubierta de papel de seda. Presenta marco antiguo. Medidas: 92 x 64 cm: 109 x 81 cm (marco). Arrodillado en un sobrio interior, el joven que protagoniza la escena, alza su mirada al cielo, con la boca entreabierta adoptando un gesto devocional, en el que parece encontrase en éxtasis. El religioso, lo cual se intuye de su vestimenta, dirige una de sus manos hacia el pecho y a su vez sostiene entre el brazo la palma del martirio. A pesar de los pocos elementos que conforman la escena, el autor ha creado una imagen efectista en cierto modo teatralizada, tanto por el gesto ya comentado, como por el tratamiento de la luz que se fundamenta en un foco cenital que envuelve la figura del santo. Es probable que se trate de la representación de San Lorenzo, diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258, sus “Hechos legendarios” narran que San Lorenzo, por humildad, lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo. Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dichas riquezas. Pero no quedaba nada de ellas, ya que Lorenzo las había distribuido entre los pobres. Furioso por ver su codicia frustrada, el emperador Decio ordenó que lo flagelasen con varas, se le quemaran las costillas con hierro candente y que, por último, fuera extendido desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas. San Lorenzo es el patrón de los pobres, entre quienes distribuyera los tesoros de la Iglesia. Además, fue adoptado como patrón por numerosas corporaciones y oficios. Sus funciones de diácono le valieron asimismo el homenaje de los bibliotecarios, bibliófilos y libreros, dado que los diáconos estaban encargados de la guarda de los libros sagrados. Pero fue sobre todo su suplicio en la parrilla lo que le aseguró mayor popularidad: era invocado contra el fuego, y se le consideraba protector de todos los oficios expuestos a las quemaduras, como los bomberos, los carboneros, los panaderos, los vidrieros y las planchadoras, entre otros. Respecto a su iconografía, San Lorenzo es representado como un joven con la cabeza descubierta, vestido con la dalmática de diácono sobre la cual, en ocasiones, hay llamas bordadas. Suele llevar el libro de los Evangelios y una cruz procesional, porque portar la cruz y guardar los Evangelios era responsabilidad de los diáconos. Una bolsa o un cáliz lleno de monedas de oro aluden a los tesoros de la Iglesia que el papa le confiara, pero su atributo más característico es la parrilla, instrumento de su martirio. Las características técnicas de la obra, como por ejemplo el tratamiento del rostro, acercan esta pintura a la obra artística de Domenico Fiasella, quien fue un pintor italiano del período barroco, principalmente activo en Génova. Fue apodado Il Sarzana, por su lugar de nacimiento.Hijo de Giovanni Fiasella, un orfebre, fue quien, notando sus habilidades, lo puso de aprendiz cuando era un niño de 11 años para trabajar con Aurelio Lomi en Génova, y de allí pasó a trabajar con Giovanni Battista Paggi. Hacia 1607 partió para Roma, donde frecuentó la Accademia del Nudo. Su habilidad fue reconocida por primera vez por Guido Reni y Ciriaco Mattei, lo que llevó a Domenico Passignano y Cavalier D'Ar
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