Escuela italiana; siglo XVII. “San Lorenzo”. Óleo sobre lienzo. Reentelado antiguo. Presenta repintes y restauraciones. Posee faltas en el marco. Medidas: 74 x 52,5 cm; 93 x 74,5 cm (marco). Esta obra sigue los modelos establecidos por el cuadro de Tiziano “El martirio de San Lorenzo”, ubicado en la iglesia de los Jesuitas en Venecia, cuya copia, realizada también por Tiziano, puede ser visitada en el monasterio Escorial, y que su vez ambas, partían de un grabado de Cornelis Cort, realizado en 1571. Diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258, sus “Hechos legendarios” narran que San Lorenzo, por humildad, lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo. Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dichas riquezas. Pero no quedaba nada de ellas, ya que Lorenzo las había distribuido entre los pobres. Furioso por ver su codicia frustrada, el emperador Decio ordenó que lo flagelasen con varas, se le quemaran las costillas con hierro candente y que, por último, fuera extendido desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas. San Lorenzo es el patrón de los pobres, entre quienes distribuyera los tesoros de la Iglesia. Además, fue adoptado como patrón por numerosas corporaciones y oficios. Sus funciones de diácono le valieron asimismo el homenaje de los bibliotecarios, bibliófilos y libreros, dado que los diáconos estaban encargados de la guarda de los libros sagrados. Pero fue sobre todo su suplicio en la parrilla lo que le aseguró mayor popularidad: era invocado contra el fuego, y se le consideraba protector de todos los oficios expuestos a las quemaduras, como los bomberos, los carboneros, los panaderos, los vidrieros y las planchadoras, entre otros. Respecto a su iconografía, San Lorenzo es representado como un joven con la cabeza descubierta, vestido con la dalmática de diácono sobre la cual, en ocasiones, hay llamas bordadas. Suele llevar el libro de los Evangelios y una cruz procesional, porque portar la cruz y guardar los Evangelios era responsabilidad de los diáconos. Una bolsa o un cáliz lleno de monedas de oro aluden a los tesoros de la Iglesia que el papa le confiara, pero su atributo más característico es la parrilla, instrumento de su martirio. Tiziano Vecellio fue un pintor del renacimiento italiano y uno de los mayores exponentes de la escuela veneciana, razón que explica la utilización de colores vivos y luminosos, así como una pincelada suelta y una molduración cromática innata. Fue discípulo de Giovanni Bellini (Venecia, ca. 1433 – 1516), pintor cuatrocentista italiano reconocido tanto por su suntuoso colorido, así como por sus paisajes y atmósferas fluidas. A la muerte de los principales artistas consolidados en aquellos momentos (Giorgione y su propio maestro, Bellini) y los traslados de Sebastiano del Piombo y Lorenzo Lotto a Roma y Bérgamo respectivamente, dejaron a Tiziano sin rivales, momento en el que comenzó su periodo de expansión en el que el italiano se liberó de los cánones herméticos aprendidos durante su juventud, comenzado a realizar las obras que le consagrarían como pintor clave en la historia del arte europeo.
Escuela italiana; siglo XVII. “San Lorenzo”. Óleo sobre lienzo. Reentelado antiguo. Presenta repintes y restauraciones. Posee faltas en el marco. Medidas: 74 x 52,5 cm; 93 x 74,5 cm (marco). Esta obra sigue los modelos establecidos por el cuadro de Tiziano “El martirio de San Lorenzo”, ubicado en la iglesia de los Jesuitas en Venecia, cuya copia, realizada también por Tiziano, puede ser visitada en el monasterio Escorial, y que su vez ambas, partían de un grabado de Cornelis Cort, realizado en 1571. Diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258, sus “Hechos legendarios” narran que San Lorenzo, por humildad, lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo. Tres días después del martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dichas riquezas. Pero no quedaba nada de ellas, ya que Lorenzo las había distribuido entre los pobres. Furioso por ver su codicia frustrada, el emperador Decio ordenó que lo flagelasen con varas, se le quemaran las costillas con hierro candente y que, por último, fuera extendido desnudo sobre una parrilla dispuesta sobre un manto de brasas. San Lorenzo es el patrón de los pobres, entre quienes distribuyera los tesoros de la Iglesia. Además, fue adoptado como patrón por numerosas corporaciones y oficios. Sus funciones de diácono le valieron asimismo el homenaje de los bibliotecarios, bibliófilos y libreros, dado que los diáconos estaban encargados de la guarda de los libros sagrados. Pero fue sobre todo su suplicio en la parrilla lo que le aseguró mayor popularidad: era invocado contra el fuego, y se le consideraba protector de todos los oficios expuestos a las quemaduras, como los bomberos, los carboneros, los panaderos, los vidrieros y las planchadoras, entre otros. Respecto a su iconografía, San Lorenzo es representado como un joven con la cabeza descubierta, vestido con la dalmática de diácono sobre la cual, en ocasiones, hay llamas bordadas. Suele llevar el libro de los Evangelios y una cruz procesional, porque portar la cruz y guardar los Evangelios era responsabilidad de los diáconos. Una bolsa o un cáliz lleno de monedas de oro aluden a los tesoros de la Iglesia que el papa le confiara, pero su atributo más característico es la parrilla, instrumento de su martirio. Tiziano Vecellio fue un pintor del renacimiento italiano y uno de los mayores exponentes de la escuela veneciana, razón que explica la utilización de colores vivos y luminosos, así como una pincelada suelta y una molduración cromática innata. Fue discípulo de Giovanni Bellini (Venecia, ca. 1433 – 1516), pintor cuatrocentista italiano reconocido tanto por su suntuoso colorido, así como por sus paisajes y atmósferas fluidas. A la muerte de los principales artistas consolidados en aquellos momentos (Giorgione y su propio maestro, Bellini) y los traslados de Sebastiano del Piombo y Lorenzo Lotto a Roma y Bérgamo respectivamente, dejaron a Tiziano sin rivales, momento en el que comenzó su periodo de expansión en el que el italiano se liberó de los cánones herméticos aprendidos durante su juventud, comenzado a realizar las obras que le consagrarían como pintor clave en la historia del arte europeo.
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