Escuela Lombarda; primer tercio del siglo XVI. “Niño”. Óleo sobre tabla. Medidas: 46,5 x 33 cm. Sobre un fondo dorado se recorta el perfil de un busto infantil que destaca por su gracia de movimiento y la precisión del dibujo en la concepción de la figura. Se trata de una obra probablemente inacabada, que invita a pensar en la figura como parte de un grupo pictórico de mayor envergadura. No se aprecian muchos detalles, solamente el hatillo que cuelga de uno de los brazos del infante, un elemento que puede invitar a asimilar como un amorcillo, san Juan Bautista, o incluso el propio cupido, aunque bien es cierto que el autor prescinde de las alas. Estéticamente destaca la luminosidad de la piel, a pesar de que esta queda en cierto modo oculta debido al uso de un fondo dorado, el cual inmortaliza la figura mostrándola en un plano neutro y atemporal. Otro de los recursos interesantes conseguidos por el autor, es el escorzo de la mano derecha del niño, gracias al cual se concibe un espacio y cierta volumetría a pesar del fondo plano. En cuanto a la destreza del dibujo, ya mencionada, esta invita a pensar en autores como; Bernardino Luini (Luino, 1485-Milán, 1532) y Vicente Sellaert (Malinas, Bélgica , 1500 - antes de 1589), ambos relacionados con la pintura lombarda. La escuela lombarda es, dentro de la pintura italiana, una rareza por no presentar las características que unifican a otras como la romana o la veneciana. Así, se distinguen dentro de esta escuela septentrional diversas subescuelas, centradas en las ciudades de Milán, Génova, Piamonte, Bolonia, Cremona, Módena, Ferrara y Parma. No obstante, con frecuencia se identifica el término escuela lombarda con la escuela milanesa.
Escuela Lombarda; primer tercio del siglo XVI. “Niño”. Óleo sobre tabla. Medidas: 46,5 x 33 cm. Sobre un fondo dorado se recorta el perfil de un busto infantil que destaca por su gracia de movimiento y la precisión del dibujo en la concepción de la figura. Se trata de una obra probablemente inacabada, que invita a pensar en la figura como parte de un grupo pictórico de mayor envergadura. No se aprecian muchos detalles, solamente el hatillo que cuelga de uno de los brazos del infante, un elemento que puede invitar a asimilar como un amorcillo, san Juan Bautista, o incluso el propio cupido, aunque bien es cierto que el autor prescinde de las alas. Estéticamente destaca la luminosidad de la piel, a pesar de que esta queda en cierto modo oculta debido al uso de un fondo dorado, el cual inmortaliza la figura mostrándola en un plano neutro y atemporal. Otro de los recursos interesantes conseguidos por el autor, es el escorzo de la mano derecha del niño, gracias al cual se concibe un espacio y cierta volumetría a pesar del fondo plano. En cuanto a la destreza del dibujo, ya mencionada, esta invita a pensar en autores como; Bernardino Luini (Luino, 1485-Milán, 1532) y Vicente Sellaert (Malinas, Bélgica , 1500 - antes de 1589), ambos relacionados con la pintura lombarda. La escuela lombarda es, dentro de la pintura italiana, una rareza por no presentar las características que unifican a otras como la romana o la veneciana. Así, se distinguen dentro de esta escuela septentrional diversas subescuelas, centradas en las ciudades de Milán, Génova, Piamonte, Bolonia, Cremona, Módena, Ferrara y Parma. No obstante, con frecuencia se identifica el término escuela lombarda con la escuela milanesa.
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