Escuela novo hispana; segunda mitad del siglo XVIII. “La predicación de San Juan bautista”. Óleo sobre cobre. Presenta una inscripción al dorso; Boceto original de Vicente López, adquirido de la Almoneda de la cada ducal de Osuna el 6 de Junio de 1896. Marco de caña español, de principios del siglo XIX dorado. Medidas: 27 x 21,5 cm; 35 x 30 cm (marco). Presenta inscripción boceto original de Vicente Lopez adquirido de la almoneda de la casa ducal de Osuna el 6 de junio de 1896, Medidas: 27 x 21,5 cm; 35 x 30 cm (marco). En esta escena se representa a San Juan Bautista predicando en el desierto palestino. Según cuenta la leyenda evangélica, los habitantes de Judea acudían ante él para escucharlo y hacerse bautizar. Juan Bautista aparece representado con su cayado ornado con filactelia donde aparece grabada la leyenda “Ecce Agnus Dei”. Los discípulos y oyentes intercambian impresiones entre ellos, mostrando diversidad de actitudes ante las palabras de Juan. Los evangelios dicen de Juan el Bautista que fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas. Este santo aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño, compañero de juegos de Jesús, y como adulto, predicador ascético. El san Juan adulto que aquí vemos aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello, que en occidente se reemplazó con una piel de oveja que le deja los brazos, las piernas y una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces, así como en la escena de su intercesión en el Juicio Final, alude a su martirio. En el arte bizantino se le representa como un ángel de grandes alas, con su cabeza cortada en una bandeja que sostiene en sus manos. Sin embargo, sus atributos en el arte occidental son muy diferentes. El más frecuente es un cordero, que alude a Jesucristo, y con frecuencia porta una cruz de cañas con una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”.
Escuela novo hispana; segunda mitad del siglo XVIII. “La predicación de San Juan bautista”. Óleo sobre cobre. Presenta una inscripción al dorso; Boceto original de Vicente López, adquirido de la Almoneda de la cada ducal de Osuna el 6 de Junio de 1896. Marco de caña español, de principios del siglo XIX dorado. Medidas: 27 x 21,5 cm; 35 x 30 cm (marco). Presenta inscripción boceto original de Vicente Lopez adquirido de la almoneda de la casa ducal de Osuna el 6 de junio de 1896, Medidas: 27 x 21,5 cm; 35 x 30 cm (marco). En esta escena se representa a San Juan Bautista predicando en el desierto palestino. Según cuenta la leyenda evangélica, los habitantes de Judea acudían ante él para escucharlo y hacerse bautizar. Juan Bautista aparece representado con su cayado ornado con filactelia donde aparece grabada la leyenda “Ecce Agnus Dei”. Los discípulos y oyentes intercambian impresiones entre ellos, mostrando diversidad de actitudes ante las palabras de Juan. Los evangelios dicen de Juan el Bautista que fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas. Este santo aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño, compañero de juegos de Jesús, y como adulto, predicador ascético. El san Juan adulto que aquí vemos aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello, que en occidente se reemplazó con una piel de oveja que le deja los brazos, las piernas y una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces, así como en la escena de su intercesión en el Juicio Final, alude a su martirio. En el arte bizantino se le representa como un ángel de grandes alas, con su cabeza cortada en una bandeja que sostiene en sus manos. Sin embargo, sus atributos en el arte occidental son muy diferentes. El más frecuente es un cordero, que alude a Jesucristo, y con frecuencia porta una cruz de cañas con una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”.
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