Escuela novohispana o española, s.XVII. "Cristo en el Calvario". Óleo sobre lienzo (original). Marco de época. Faltas y pérdidas de pintura. Presenta en el dorso una etiqueta con el nombre de quien fuera su propietario: Alfonso de la Peña, médico (Lagasca, 26 Madrid). Medidas: 153 x 98,5 cm.; 170 x 116,5 cm.(marco). En su camino al Monte Calvario o via crucis, Jesús se detuvo en varias ocasiones por no poder cargar con el peso de la cruz: el encuentro con la Verónica y con Simón el Cireneo son las dos escenas más conocidas del ciclo de la Pasión y las más representadas en los periodos renacentista y barroco. En la escena que mostramos, sin embargo, aunque uno de los personajes que lo atienden podría confundirse con Cireneo, aquí Cristo ya ha llegado al final del camino. Detrás suyo los otros dos ajusticiados aguardan para ser crucificados, y permanecen bajo la vigilancia de un soldado romano. El cuerpo desnudo y llagado de Cristo ocupa gran parte del encuadre, y detrás suyo se divisa un paisaje resuelto con virajes crepusculares. La luz divina irrumpe por el ángulo superior derecho, y Jesús gira su cabeza para interpelar al Señor. Su expresión es de temor pero también de esperanza, mezclándose en su semblante ambos sentimientos encontrados. La pintura que nos ocupa presenta elementos que podrían identificar talleres novohispanos, aunque también pudo haberse llevado a cabo en la metrópolis. Un intenso claroscuro modela el cuerpo de Cristo e imprime en un semblante hondura psicológica. Un trazo de factura naturalista también carga de intención los semblantes de los otros personajes. Durante el Virreinato español, se desarrolló en las colonias una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras procedentes de la metrópolis, y aunque las seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía, pronto desarrollaron un lenguaje propio, tanto en la escuela cuzqueña como en la mexicana. Asimismo, a menudo los mejores pintores viajaban a España para formarse en talleres locales. Esta pintura pertenece a este periodo de ricas sinergias creativas.
Escuela novohispana o española, s.XVII. "Cristo en el Calvario". Óleo sobre lienzo (original). Marco de época. Faltas y pérdidas de pintura. Presenta en el dorso una etiqueta con el nombre de quien fuera su propietario: Alfonso de la Peña, médico (Lagasca, 26 Madrid). Medidas: 153 x 98,5 cm.; 170 x 116,5 cm.(marco). En su camino al Monte Calvario o via crucis, Jesús se detuvo en varias ocasiones por no poder cargar con el peso de la cruz: el encuentro con la Verónica y con Simón el Cireneo son las dos escenas más conocidas del ciclo de la Pasión y las más representadas en los periodos renacentista y barroco. En la escena que mostramos, sin embargo, aunque uno de los personajes que lo atienden podría confundirse con Cireneo, aquí Cristo ya ha llegado al final del camino. Detrás suyo los otros dos ajusticiados aguardan para ser crucificados, y permanecen bajo la vigilancia de un soldado romano. El cuerpo desnudo y llagado de Cristo ocupa gran parte del encuadre, y detrás suyo se divisa un paisaje resuelto con virajes crepusculares. La luz divina irrumpe por el ángulo superior derecho, y Jesús gira su cabeza para interpelar al Señor. Su expresión es de temor pero también de esperanza, mezclándose en su semblante ambos sentimientos encontrados. La pintura que nos ocupa presenta elementos que podrían identificar talleres novohispanos, aunque también pudo haberse llevado a cabo en la metrópolis. Un intenso claroscuro modela el cuerpo de Cristo e imprime en un semblante hondura psicológica. Un trazo de factura naturalista también carga de intención los semblantes de los otros personajes. Durante el Virreinato español, se desarrolló en las colonias una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras procedentes de la metrópolis, y aunque las seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía, pronto desarrollaron un lenguaje propio, tanto en la escuela cuzqueña como en la mexicana. Asimismo, a menudo los mejores pintores viajaban a España para formarse en talleres locales. Esta pintura pertenece a este periodo de ricas sinergias creativas.
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