FRANS FRANCKEN III (Amberes, Bélgica, 1607 – 1667). “Jesús y el joven rico”. Óleo sobre cobre. Marco del siglo XIX. Medidas: 41 x 35 cm; 64 x 59 cm (marco). En este cobre Frans Francken III nos brinda el episodio de Jesús y el joven rico, relatado en los tres Evangelios sinópticos. Muestra el momento en el que el joven se arrodilla delante de Jesús, preguntándole «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna, si ya he hecho todo lo que manda la ley judía?». Jesús le respondió: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”. El Mesías continuó: Para entrar en el reino de señor “ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y me sigues”. El joven rico, sin embargo, no se despojó de sus riquezas. Por sus características morfológicas y estilísticas, esta obra se encuadra dentro de la producción de Frans Francken III. Hijo de Frans Francken II, fue el último miembro de la importante familia de pintores de este apellido. Finalizada su formación, entró en el Gremio de San Lucas de Amberes, su ciudad natal, en 1639, y llegó a ser decano de esta institución en 1656, cargo que ocupó durante un año. Francken III desarrolló una obra heredera de la de su padre, y de hecho sus pinturas se confunden a menudo, debido a que ambos utilizaron idéntica firma. Así, vemos en su producción la influencia de Jan Brueghel de Velours y de sus antecesores de la familia Francken, así como deudas con el manierismo y la pintura del siglo XVI, apreciables tanto en la estructura de las composiciones como en el ritmo y la expresión de las figuras. Además, como ocurría en la obra de su padre, sus personajes incluyen alusiones evidentes a la obra de artistas italianos como Rafael, Veronés o Zuccaro. Sin embargo, las obras del hijo se caracterizan por una manera menos rotunda y una factura más suave que las de Francken II. Es frecuente la reutilización de motivos concretos de cuadros del padre en la pintura del hijo, quien también manifiesta préstamos pictóricos procedentes de algunas obras holandesas. Sus principales trabajos se basan en la incorporación de figuras en los cuadros de interiores de iglesias flamencas de Ludovicus Neefs, de los que son brillante ejemplo las dos conservadas en el Museo del Prado, realizadas hacia 1646. Frans Francken III fue maestro de Carstian Luyckx y de Jan Baptist Segaert. Actualmente está representado en el Museo del Prado, el Real de Bellas Artes de Bélgica, el Museum voor Schone Kunsten de Doornik (Bélgica), la Residenzgalerie de Salzburgo y otros museos y colecciones de importancia.
FRANS FRANCKEN III (Amberes, Bélgica, 1607 – 1667). “Jesús y el joven rico”. Óleo sobre cobre. Marco del siglo XIX. Medidas: 41 x 35 cm; 64 x 59 cm (marco). En este cobre Frans Francken III nos brinda el episodio de Jesús y el joven rico, relatado en los tres Evangelios sinópticos. Muestra el momento en el que el joven se arrodilla delante de Jesús, preguntándole «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna, si ya he hecho todo lo que manda la ley judía?». Jesús le respondió: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”. El Mesías continuó: Para entrar en el reino de señor “ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y me sigues”. El joven rico, sin embargo, no se despojó de sus riquezas. Por sus características morfológicas y estilísticas, esta obra se encuadra dentro de la producción de Frans Francken III. Hijo de Frans Francken II, fue el último miembro de la importante familia de pintores de este apellido. Finalizada su formación, entró en el Gremio de San Lucas de Amberes, su ciudad natal, en 1639, y llegó a ser decano de esta institución en 1656, cargo que ocupó durante un año. Francken III desarrolló una obra heredera de la de su padre, y de hecho sus pinturas se confunden a menudo, debido a que ambos utilizaron idéntica firma. Así, vemos en su producción la influencia de Jan Brueghel de Velours y de sus antecesores de la familia Francken, así como deudas con el manierismo y la pintura del siglo XVI, apreciables tanto en la estructura de las composiciones como en el ritmo y la expresión de las figuras. Además, como ocurría en la obra de su padre, sus personajes incluyen alusiones evidentes a la obra de artistas italianos como Rafael, Veronés o Zuccaro. Sin embargo, las obras del hijo se caracterizan por una manera menos rotunda y una factura más suave que las de Francken II. Es frecuente la reutilización de motivos concretos de cuadros del padre en la pintura del hijo, quien también manifiesta préstamos pictóricos procedentes de algunas obras holandesas. Sus principales trabajos se basan en la incorporación de figuras en los cuadros de interiores de iglesias flamencas de Ludovicus Neefs, de los que son brillante ejemplo las dos conservadas en el Museo del Prado, realizadas hacia 1646. Frans Francken III fue maestro de Carstian Luyckx y de Jan Baptist Segaert. Actualmente está representado en el Museo del Prado, el Real de Bellas Artes de Bélgica, el Museum voor Schone Kunsten de Doornik (Bélgica), la Residenzgalerie de Salzburgo y otros museos y colecciones de importancia.
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