Maestro leones; posiblemente MAESTRO DE PALANQUINOS (activo, 1470-1500). “Virgen con el Niño”. Óleo y dorado sobre tabla. Engatillada y consolidada. Presenta repintes, perdidas y faltas sobre la superficie pictórico. Medidas: 184 x 107 cm. En fondo oscuro que representa la inmensidad surge un rompimiento de gloria dorado cuyos extremos parecen simbolizar los rayos del sol. En el interior de esta orla dorada descansan la figura erguida de la Virgen, con el Niño arrullado entre sus brazos. El pequeño mira directamente a su madre y se apoya tiernamente contra su pecho, mientras que María baja levemente su vista, aunque no parece mirar directamente a Jesús, sino a un punto más lejano, de tal modo que parece está concentrada en algo, quizás en el futuro que le espera a su hijo. A pesar de la sobriedad de elementos ornamentales dejando todo el protagonismo a la imagen de Jesús y su Madre, cabe citar que el artista muestra una gran riqueza tanto en la técnica como en la ornamentación, mostrado especialmente en la factura de los nimbos sagrados de ambos personajes y especialmente en la vestimenta de la Virgen. Esta se presenta con una túnica de color azul intenso, salpicada de estrellas, símbolo celestial que representa la universalidad de la religión cristiana. En el caso del vestido la ornamentación presenta un patrón estético mucho más complejo basado en un estampado floral en color dorado que se dispone sobre el rojo de la tela. La gran riqueza que muestra la Virgen se extiendo también a las joyas que porta sobre su cuello y a la gran corona que la identifica como reina de los cielos. Durante el siglo XV, la influencia de la escuela pictórica flamenca fue clave en el desarrollo del arte europeo, y de manera especial en España, ligada a los Países Bajos por lazos políticos y económicos. En ese momento, los pintores flamencos sentaron un modelo estilístico basado en la búsqueda de la realidad, centrándose en la plasmación de las calidades de los objetos, otorgando una especial importancia a los detalles secundarios y utilizando una técnica lisa y dibujística. En el siglo XVI, a raíz de la introducción de las novedades del renacimiento italiano, el estilo flamenco evoluciona hacia un sentido más clásico y escultórico, conservando sin embargo sus características propias. Este cambio se traslada también a la escuela hispano flamenca, que cuenta además con cauces de penetración del estilo italiano independientes. A España llegan influencias principalmente de Rafael y sus seguidores, a través de grabados, óleos y pintores que viajan entre ambos países. No son muchos los datos que se conocen del Maestro de Palanquinos. Gómez Moreno y Post escribieron sobre él y le atribuyeron diversas obras en el entorno de Valladolid, Burgos, León o Palencia, hasta que González Santos (AEA, 284), en 1998, identificó a Pedro de Mayorga como el Maestro de Astorga, ampliando su radio de acción hasta Oviedo. Con un estilo hispano-flamenco, el Maestro de Palanquinos gozó de gran importancia en el ámbito diocesano. La influencia flamenca es evidente en sus fondos de paisajes y en el detalle y cuidado de sus tejidos, pero su esfuerzo de expresión debe venir más bien de Pedro de Berruguete o, más probablemente, de Fernando Gallego. Es un artista de trazo personal, cuyas figuras de anatomías alargadas y rasgos angulosos tienen un carácter místico y profundo.
Maestro leones; posiblemente MAESTRO DE PALANQUINOS (activo, 1470-1500). “Virgen con el Niño”. Óleo y dorado sobre tabla. Engatillada y consolidada. Presenta repintes, perdidas y faltas sobre la superficie pictórico. Medidas: 184 x 107 cm. En fondo oscuro que representa la inmensidad surge un rompimiento de gloria dorado cuyos extremos parecen simbolizar los rayos del sol. En el interior de esta orla dorada descansan la figura erguida de la Virgen, con el Niño arrullado entre sus brazos. El pequeño mira directamente a su madre y se apoya tiernamente contra su pecho, mientras que María baja levemente su vista, aunque no parece mirar directamente a Jesús, sino a un punto más lejano, de tal modo que parece está concentrada en algo, quizás en el futuro que le espera a su hijo. A pesar de la sobriedad de elementos ornamentales dejando todo el protagonismo a la imagen de Jesús y su Madre, cabe citar que el artista muestra una gran riqueza tanto en la técnica como en la ornamentación, mostrado especialmente en la factura de los nimbos sagrados de ambos personajes y especialmente en la vestimenta de la Virgen. Esta se presenta con una túnica de color azul intenso, salpicada de estrellas, símbolo celestial que representa la universalidad de la religión cristiana. En el caso del vestido la ornamentación presenta un patrón estético mucho más complejo basado en un estampado floral en color dorado que se dispone sobre el rojo de la tela. La gran riqueza que muestra la Virgen se extiendo también a las joyas que porta sobre su cuello y a la gran corona que la identifica como reina de los cielos. Durante el siglo XV, la influencia de la escuela pictórica flamenca fue clave en el desarrollo del arte europeo, y de manera especial en España, ligada a los Países Bajos por lazos políticos y económicos. En ese momento, los pintores flamencos sentaron un modelo estilístico basado en la búsqueda de la realidad, centrándose en la plasmación de las calidades de los objetos, otorgando una especial importancia a los detalles secundarios y utilizando una técnica lisa y dibujística. En el siglo XVI, a raíz de la introducción de las novedades del renacimiento italiano, el estilo flamenco evoluciona hacia un sentido más clásico y escultórico, conservando sin embargo sus características propias. Este cambio se traslada también a la escuela hispano flamenca, que cuenta además con cauces de penetración del estilo italiano independientes. A España llegan influencias principalmente de Rafael y sus seguidores, a través de grabados, óleos y pintores que viajan entre ambos países. No son muchos los datos que se conocen del Maestro de Palanquinos. Gómez Moreno y Post escribieron sobre él y le atribuyeron diversas obras en el entorno de Valladolid, Burgos, León o Palencia, hasta que González Santos (AEA, 284), en 1998, identificó a Pedro de Mayorga como el Maestro de Astorga, ampliando su radio de acción hasta Oviedo. Con un estilo hispano-flamenco, el Maestro de Palanquinos gozó de gran importancia en el ámbito diocesano. La influencia flamenca es evidente en sus fondos de paisajes y en el detalle y cuidado de sus tejidos, pero su esfuerzo de expresión debe venir más bien de Pedro de Berruguete o, más probablemente, de Fernando Gallego. Es un artista de trazo personal, cuyas figuras de anatomías alargadas y rasgos angulosos tienen un carácter místico y profundo.
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