La Virgen sentada en su trono de gloria se presenta tocada por un corto velo y lleva corona. Viste túnica ceñida por un cinto y un manto cae desde sus hombros hasta el suelo, formando pliegues góticos. En su mano derecha sostiene el orbe y en su regazo al Niño Jesús que se encuentra sentado en una graciosa postura, cruzando sus piernas y apoyando la mano sobre su rodilla. Alejado ya de los rígidos y severos cánones del Románico, es en el Gótico, cuando la Virgen María adquiere su pleno protagonismo, esculpida sobre todo con el Niño. Se la representa, como en este caso como una joven Virgen - Madre, idealizada, de dulce expresión, sonriente, sosteniendo amorosamente el Niño Jesús en sus brazos, mostrando una gran humanización. Policromía refrescada y dorado del siglo XVI. Procedencia: Colección Martí Mas Tubau. Altura: 58 cm.
La Virgen sentada en su trono de gloria se presenta tocada por un corto velo y lleva corona. Viste túnica ceñida por un cinto y un manto cae desde sus hombros hasta el suelo, formando pliegues góticos. En su mano derecha sostiene el orbe y en su regazo al Niño Jesús que se encuentra sentado en una graciosa postura, cruzando sus piernas y apoyando la mano sobre su rodilla. Alejado ya de los rígidos y severos cánones del Románico, es en el Gótico, cuando la Virgen María adquiere su pleno protagonismo, esculpida sobre todo con el Niño. Se la representa, como en este caso como una joven Virgen - Madre, idealizada, de dulce expresión, sonriente, sosteniendo amorosamente el Niño Jesús en sus brazos, mostrando una gran humanización. Policromía refrescada y dorado del siglo XVI. Procedencia: Colección Martí Mas Tubau. Altura: 58 cm.
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