ÉMILE GALLÉ (Nancy, Francia, 1846 – 1904). Jarrón Art Nouveau; Francia, hacia 1900. Vidrio camafeo al ácido. Jarrón con diseño de inspiración orgánica, como fue propio de la época modernista y de las creaciones de Émile Gallé. De cuerpo cónico asentado en base circular, el cristal está trabajado en distintas capas, combinando texturas mediante el grabado el ácido en colores ocre, verde y marrón con decoraciones vegetales. Firmado en un lateral. Procedencia: Colección privada España, formada entre los años 1970 y 2010. Desperfecto de fabricación en la embocadura, no es rotura. Buena conservación. Desgaste por uso y paso del tiempo. Medidas: 13,5 cm (altura) x 12 cm (diámetro mayor). Émile Gallé empezó su carrera trabajando para su padre, que poseía una fábrica de vidrio y cerámica, realizando diseños con motivos florales y heráldicos. Muy interesado por la botánica, la estudió a profundidad durante su juventud, alternando con las clases de dibujo. Entre 1862 y 1864, a instancias de su padre, viajó por Italia, Inglaterra y Alemania, interesándose por las artes aplicadas pero también por temas que más tarde reflejaría en sus obras, como la música, la filosofía y la naturaleza. A su regreso, se instala en Meisenthal, donde estaban los hornos de vidrio de su familia, con el fin de aprender plenamente el oficio de vidriero. Asimismo, viajó a Londres y París para conocer las colecciones de sus museos. En 1874 se hace cargo de la fábrica de su padre, y en poco tiempo alcanzará grandes éxitos internacionales, obteniendo premios en las Exposiciones Internacionales y vendiendo obras a importantes colecciones y museos. En 1878 presenta sus primeras creaciones en la Exposición Universal de París, muchas de las cuales muestran inspiración en los artistas japoneses Hokusai (1760-1849) y Hokkei (1780-1856). En esta importante muestra, Gallé descubrirá tres técnicas que se revelarán decisivas para su producción: los remarques de la Cristalería de Pantin, los vidrios grabados al camafeo de los ingleses (que se inspiran en el Vaso Portland del Museo Británico) y la superposición de capas de vidrio de distintos colores presentados por Eugène Rousseau. Sin duda, Émile Gallé fue un hombre totalmente representativo de su época. Era un poeta, un artista por excelencia, capaz de traducir a la materia sus emociones y anhelos, alguien que halló en la alquimia del vidrio, en su luz, en sus matices, una forma de lenguaje. Debido a este talento y a su maestría, su cristalería sería la más famosa de Francia en torno al año 1900. Fue, por otro lado, fundador y presidente de la Escuela de Nancy, cuyos principios siempre siguió. Introdujo en sus piezas todo tipo de técnicas experimentales e innovadoras, así como algunas tradicionales. Una de ellas fue la introducción de láminas de metal entre los distintos estratos de vidrio, realzando así el efecto mágico de sus piezas más exclusivas. En la medida de lo posible, Gallé impuso las características de un estilo que evolucionó hacia expresiones libres y refinadas, aplicando una enorme variedad de temas y técnicas decorativas sobre vidrio opaco y coloreado, que siguen asombrando a día de hoy. Actualmente se pueden contemplar piezas realizadas por Émile Gallé en el Museo Hermitage de Sant Petersburgo, el Metropolitan de Nueva York, el de Orsay en París, el Brohan de Berlín y el Victoria & Albert de Londres, entre muchos otros.
ÉMILE GALLÉ (Nancy, Francia, 1846 – 1904). Jarrón Art Nouveau; Francia, hacia 1900. Vidrio camafeo al ácido. Jarrón con diseño de inspiración orgánica, como fue propio de la época modernista y de las creaciones de Émile Gallé. De cuerpo cónico asentado en base circular, el cristal está trabajado en distintas capas, combinando texturas mediante el grabado el ácido en colores ocre, verde y marrón con decoraciones vegetales. Firmado en un lateral. Procedencia: Colección privada España, formada entre los años 1970 y 2010. Desperfecto de fabricación en la embocadura, no es rotura. Buena conservación. Desgaste por uso y paso del tiempo. Medidas: 13,5 cm (altura) x 12 cm (diámetro mayor). Émile Gallé empezó su carrera trabajando para su padre, que poseía una fábrica de vidrio y cerámica, realizando diseños con motivos florales y heráldicos. Muy interesado por la botánica, la estudió a profundidad durante su juventud, alternando con las clases de dibujo. Entre 1862 y 1864, a instancias de su padre, viajó por Italia, Inglaterra y Alemania, interesándose por las artes aplicadas pero también por temas que más tarde reflejaría en sus obras, como la música, la filosofía y la naturaleza. A su regreso, se instala en Meisenthal, donde estaban los hornos de vidrio de su familia, con el fin de aprender plenamente el oficio de vidriero. Asimismo, viajó a Londres y París para conocer las colecciones de sus museos. En 1874 se hace cargo de la fábrica de su padre, y en poco tiempo alcanzará grandes éxitos internacionales, obteniendo premios en las Exposiciones Internacionales y vendiendo obras a importantes colecciones y museos. En 1878 presenta sus primeras creaciones en la Exposición Universal de París, muchas de las cuales muestran inspiración en los artistas japoneses Hokusai (1760-1849) y Hokkei (1780-1856). En esta importante muestra, Gallé descubrirá tres técnicas que se revelarán decisivas para su producción: los remarques de la Cristalería de Pantin, los vidrios grabados al camafeo de los ingleses (que se inspiran en el Vaso Portland del Museo Británico) y la superposición de capas de vidrio de distintos colores presentados por Eugène Rousseau. Sin duda, Émile Gallé fue un hombre totalmente representativo de su época. Era un poeta, un artista por excelencia, capaz de traducir a la materia sus emociones y anhelos, alguien que halló en la alquimia del vidrio, en su luz, en sus matices, una forma de lenguaje. Debido a este talento y a su maestría, su cristalería sería la más famosa de Francia en torno al año 1900. Fue, por otro lado, fundador y presidente de la Escuela de Nancy, cuyos principios siempre siguió. Introdujo en sus piezas todo tipo de técnicas experimentales e innovadoras, así como algunas tradicionales. Una de ellas fue la introducción de láminas de metal entre los distintos estratos de vidrio, realzando así el efecto mágico de sus piezas más exclusivas. En la medida de lo posible, Gallé impuso las características de un estilo que evolucionó hacia expresiones libres y refinadas, aplicando una enorme variedad de temas y técnicas decorativas sobre vidrio opaco y coloreado, que siguen asombrando a día de hoy. Actualmente se pueden contemplar piezas realizadas por Émile Gallé en el Museo Hermitage de Sant Petersburgo, el Metropolitan de Nueva York, el de Orsay en París, el Brohan de Berlín y el Victoria & Albert de Londres, entre muchos otros.
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