Seguidor de VICENTE PAMAROLI (Zarzalejo, Madrid, 1834 – Madrid, 1896); Siglo XIX. “Lamentación después del fusilamiento del dos de mayo”. Óleo sobre tabla. Presenta repintes. Medidas: 25 x 34 cm; 37 x 46 cm (marco). Escena de carácter histórico en la cual el artista sitúa en primer plano a varios personajes inscritos en un paisaje desolador. Como se puede observar varias mujeres de pie llevan sus manos al rostro y adopta actitudes dramáticas que enfatizan la fatalidad de los personajes abatidos en el suelo. En el lado derecho de la composición se aprecia a un hombre de edad avanzada, apoyado sobre su bastón el cual mira entre los cadáveres, seguramente con la intención de reconocer a un familiar. Debido a la estética de dichos personajes, sus peinados y vestimentas, esta escena puede ser identificada históricamente como la madrugada del tres de mayo. La masacre que fue llevada a cabo en Madrid, en protesta al tratado de Fontanibleau y la dominación francesa, tanto en el país como específicamente en la ciudad de Madrid. Debido a las características técnicas de la obra, la factura puede ser identificada como un seguidor de Vicente Pamaroli. Hijo de un litógrafo italiano, Palmaroli ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Academia de San Fernando, en Madrid, en 1848. Pocos años después, en 1853, sucedió a su padre en la plaza de litógrafo del Museo del Prado, creada especialmente para él por el rey consorte Francisco de Asís con el apoyo de José de Madrazo. En 1857 este cargo le permite marchar a Italia a fin de ampliar su formación, acompañado de Eduardo Rosales y Luis Álvarez Catalá. A su regreso, presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862 dos pinturas realizadas durante su viaje, que fueron premiadas con segunda y primera medalla. Desde sus primeras obras, Palmaroli empieza a separarse de la estética oficial de su tiempo, evolucionando hacia planteamientos mucho más intimistas, de plástica depurada e inspirados en motivos contemporáneos e incluso cotidianos. Vuelve a Italia en 1863 y permanece allí tres años, y durante este tiempo pinta “El sermón de la capilla Sixtina” (Caja Duero, Salamanca), obra de enorme éxito que le vale primera medalla en la Nacional de 1866 y muy buenas críticas en París. Durante esta época de esplendor y madurez pictórica realiza asimismo numerosos retratos, entre ellos el de la infanta Isabel de Borbón (Palacio Real, Madrid). Establecido de nuevo en Madrid, en 1871 obtiene su tercera medalla de primera clase en la Nacional, y al año siguiente es nombrado académico de San Fernando. Desde 1873 Palmaroli se instala en París, y allí desarrolla ampliamente su faceta de pintor de “tableautins” durante diez años, al término de los cuales es llamado a Roma como director de la Academia de Roma. En la capital italiana continúa con el mismo género de inspiración anecdótica, hasta que en 1894 es nombrado director del Museo del Prado, cargo que ostentará hasta 1896. Al final de su vida, su pintura se aproxima cautelosamente al simbolismo, en obras tan significativas como su “Martirio de Santa Cristina” (Prado, en depósito en Jaén). Palmaroli fue asimismo maestro de destacados pintores, como Carlota Rosales, hija de Eduardo Rosales, Casimiro Sainz, Eduardo León Garrido o Domingo Muñoz Cuesta, entre otros. Vicente Palmaroli está actualmente representado en el Museo del Prado, el Municipal de Málaga, los de Jaén, L’Empordà, Granada y La Coruña, el Ministerio de Fomento y el Teatro Real en Madrid, la Rea
Seguidor de VICENTE PAMAROLI (Zarzalejo, Madrid, 1834 – Madrid, 1896); Siglo XIX. “Lamentación después del fusilamiento del dos de mayo”. Óleo sobre tabla. Presenta repintes. Medidas: 25 x 34 cm; 37 x 46 cm (marco). Escena de carácter histórico en la cual el artista sitúa en primer plano a varios personajes inscritos en un paisaje desolador. Como se puede observar varias mujeres de pie llevan sus manos al rostro y adopta actitudes dramáticas que enfatizan la fatalidad de los personajes abatidos en el suelo. En el lado derecho de la composición se aprecia a un hombre de edad avanzada, apoyado sobre su bastón el cual mira entre los cadáveres, seguramente con la intención de reconocer a un familiar. Debido a la estética de dichos personajes, sus peinados y vestimentas, esta escena puede ser identificada históricamente como la madrugada del tres de mayo. La masacre que fue llevada a cabo en Madrid, en protesta al tratado de Fontanibleau y la dominación francesa, tanto en el país como específicamente en la ciudad de Madrid. Debido a las características técnicas de la obra, la factura puede ser identificada como un seguidor de Vicente Pamaroli. Hijo de un litógrafo italiano, Palmaroli ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de la Academia de San Fernando, en Madrid, en 1848. Pocos años después, en 1853, sucedió a su padre en la plaza de litógrafo del Museo del Prado, creada especialmente para él por el rey consorte Francisco de Asís con el apoyo de José de Madrazo. En 1857 este cargo le permite marchar a Italia a fin de ampliar su formación, acompañado de Eduardo Rosales y Luis Álvarez Catalá. A su regreso, presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1862 dos pinturas realizadas durante su viaje, que fueron premiadas con segunda y primera medalla. Desde sus primeras obras, Palmaroli empieza a separarse de la estética oficial de su tiempo, evolucionando hacia planteamientos mucho más intimistas, de plástica depurada e inspirados en motivos contemporáneos e incluso cotidianos. Vuelve a Italia en 1863 y permanece allí tres años, y durante este tiempo pinta “El sermón de la capilla Sixtina” (Caja Duero, Salamanca), obra de enorme éxito que le vale primera medalla en la Nacional de 1866 y muy buenas críticas en París. Durante esta época de esplendor y madurez pictórica realiza asimismo numerosos retratos, entre ellos el de la infanta Isabel de Borbón (Palacio Real, Madrid). Establecido de nuevo en Madrid, en 1871 obtiene su tercera medalla de primera clase en la Nacional, y al año siguiente es nombrado académico de San Fernando. Desde 1873 Palmaroli se instala en París, y allí desarrolla ampliamente su faceta de pintor de “tableautins” durante diez años, al término de los cuales es llamado a Roma como director de la Academia de Roma. En la capital italiana continúa con el mismo género de inspiración anecdótica, hasta que en 1894 es nombrado director del Museo del Prado, cargo que ostentará hasta 1896. Al final de su vida, su pintura se aproxima cautelosamente al simbolismo, en obras tan significativas como su “Martirio de Santa Cristina” (Prado, en depósito en Jaén). Palmaroli fue asimismo maestro de destacados pintores, como Carlota Rosales, hija de Eduardo Rosales, Casimiro Sainz, Eduardo León Garrido o Domingo Muñoz Cuesta, entre otros. Vicente Palmaroli está actualmente representado en el Museo del Prado, el Municipal de Málaga, los de Jaén, L’Empordà, Granada y La Coruña, el Ministerio de Fomento y el Teatro Real en Madrid, la Rea
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