Escuela mejicana; c. 1830. “Retrato de niña con parientes”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Presenta repintes. Medidas: 132 x 105 cm. En una composición estrictamente triangular el autor dispone a tres personajes; dos situados en la zona inferior y una en el centro que destaca sobre el resto, porque aparece retratada en su totalidad, mientras que de los demás solo se aprecia el rostro. La joven protagonista de la escena se encuentra ataviada con un vestido azul, adornado con un gran lazo en el cuello y una cadena de la que pende un crucifijo. En su mano porta un libro, lo que aporta la idea de que se trata de una joven instruida y educada. Además, cabe señalar que, en la zona izquierda de la escena, apenas apreciable por la oscuridad del lienzo, se puede ver la figura de un pajarillo, símbolo de inocencia y juventud. Es probable, por los atributos descritos, que la obra fuese concebida con la intención de presentar a la joven en sociedad, por lo que las figuras de la zona baja seguramente sean sus padres. Por dicho motivo la mujer posee un mayor protagonismo quizás también con una intención casamentera, donde se la presenta a través de sus lazos familiares, de resaltando valores tales como la inocencia, la educación y por supuesto la devoción. Cabe citar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras españolas, que seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes fueron los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares, sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, ya en tiempos de la independencia y apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a representar un nuevo modelo de pintura con una identidad propia. Además, no solamente la estética cambia, sino también la temática ya que empieza a darse un gran interés por la retratística. Con la intención de inmortalizar a una pequeña aristocracia o una incipiente burguesía, que poseía una amplia tradición familiar y se desvinculaba ya del gobierno español, surgiendo por si mismos individualmente.
Escuela mejicana; c. 1830. “Retrato de niña con parientes”. Óleo sobre lienzo. Reentelado. Presenta repintes. Medidas: 132 x 105 cm. En una composición estrictamente triangular el autor dispone a tres personajes; dos situados en la zona inferior y una en el centro que destaca sobre el resto, porque aparece retratada en su totalidad, mientras que de los demás solo se aprecia el rostro. La joven protagonista de la escena se encuentra ataviada con un vestido azul, adornado con un gran lazo en el cuello y una cadena de la que pende un crucifijo. En su mano porta un libro, lo que aporta la idea de que se trata de una joven instruida y educada. Además, cabe señalar que, en la zona izquierda de la escena, apenas apreciable por la oscuridad del lienzo, se puede ver la figura de un pajarillo, símbolo de inocencia y juventud. Es probable, por los atributos descritos, que la obra fuese concebida con la intención de presentar a la joven en sociedad, por lo que las figuras de la zona baja seguramente sean sus padres. Por dicho motivo la mujer posee un mayor protagonismo quizás también con una intención casamentera, donde se la presenta a través de sus lazos familiares, de resaltando valores tales como la inocencia, la educación y por supuesto la devoción. Cabe citar que, durante la dominación colonial española, se desarrolló una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras españolas, que seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes fueron los ángeles arcabuceros y las vírgenes triangulares, sin embargo, en los primeros años del siglo XIX, ya en tiempos de la independencia y apertura política de algunas de las colonias, varios artistas comenzaron a representar un nuevo modelo de pintura con una identidad propia. Además, no solamente la estética cambia, sino también la temática ya que empieza a darse un gran interés por la retratística. Con la intención de inmortalizar a una pequeña aristocracia o una incipiente burguesía, que poseía una amplia tradición familiar y se desvinculaba ya del gobierno español, surgiendo por si mismos individualmente.
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