Siguiendo modelos españoles del siglo XVII; siglo XIX. “Calvario”. Óleo sobre tabla. Posee saltos en la pintura y brecha. Presenta listonado en la trasera. Presenta faltas en el marco. Medidas: 60,5 x 40,5 cm; 70 x 50 cm (marco). El artista de la presente composición nos brinda una escena del Calvario que resume la Pasión de Cristo. Vemos a Jesús ya muerto, en los brazos de su madre, la Virgen, con la herida sangrante en el costado y la cabeza sostenida por una de las manos de la Virgen. A los pies de la cruz, se disponen todos los personajes que componen la escena, exceptuando a un santo de rodillas en actitud orante, que se encuentra dispuesto en último plano. Sin embargo, en el primer plano de la composición se encuentran los protagonistas de la escena; los ya mencionados, María y Jesús, y junto a ellos a la derecha vemos a María Magdalena dirigiendo su mirada a la figura de Cristo muerto. En el otro extremo, en la zona izquierda de la escena se encuentra San Juan Evangelista. Una imagen que en su concepción y su forma son el resultado de la expresión surgida del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes el alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular. La pintura se vio así abocada a plasmar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en el que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos, lo que consigue mediante el movimiento y la variedad de los gestos, la utilización de recursos lumínicos y la representación de estados anímicos y sentimientos.
Siguiendo modelos españoles del siglo XVII; siglo XIX. “Calvario”. Óleo sobre tabla. Posee saltos en la pintura y brecha. Presenta listonado en la trasera. Presenta faltas en el marco. Medidas: 60,5 x 40,5 cm; 70 x 50 cm (marco). El artista de la presente composición nos brinda una escena del Calvario que resume la Pasión de Cristo. Vemos a Jesús ya muerto, en los brazos de su madre, la Virgen, con la herida sangrante en el costado y la cabeza sostenida por una de las manos de la Virgen. A los pies de la cruz, se disponen todos los personajes que componen la escena, exceptuando a un santo de rodillas en actitud orante, que se encuentra dispuesto en último plano. Sin embargo, en el primer plano de la composición se encuentran los protagonistas de la escena; los ya mencionados, María y Jesús, y junto a ellos a la derecha vemos a María Magdalena dirigiendo su mirada a la figura de Cristo muerto. En el otro extremo, en la zona izquierda de la escena se encuentra San Juan Evangelista. Una imagen que en su concepción y su forma son el resultado de la expresión surgida del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes el alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular. La pintura se vio así abocada a plasmar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en el que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos, lo que consigue mediante el movimiento y la variedad de los gestos, la utilización de recursos lumínicos y la representación de estados anímicos y sentimientos.
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