La Virgen se representa sentada, en su trono de gloria con el Niño Jesús sentado en su rodilla izquierda, quien sostiene el libro de las Sagradas Escrituras. Su rostro es sereno y digno, aunque de suaves rasgos. Viste túnica ornada por un medallón central, y un gran manto la cubre por encima. Su cabeza tocada con un velo, está coronada. Debe destacarse la maestría del escultor. Las vestimentas de la Virgen, así como las del Niño, forman multitud de pequeños y elaborados pliegues, de gran calidad y finura. Sobresale así mismo, el trono en el que María reposa. Originalmente flanqueado por dos leones, conserva en la actualidad, en el lado izquierdo, la parte superior del cuerpo del animal, así como la cola que se enrosca sobre su tronco. Del león que se situaba a la derecha de María, se conservan únicamente las garras de dos patas. Falta la mano derecha de la Virgen y del Niño, así como la cabeza del Niño Jesús. Altura: 40 cm.
La Virgen se representa sentada, en su trono de gloria con el Niño Jesús sentado en su rodilla izquierda, quien sostiene el libro de las Sagradas Escrituras. Su rostro es sereno y digno, aunque de suaves rasgos. Viste túnica ornada por un medallón central, y un gran manto la cubre por encima. Su cabeza tocada con un velo, está coronada. Debe destacarse la maestría del escultor. Las vestimentas de la Virgen, así como las del Niño, forman multitud de pequeños y elaborados pliegues, de gran calidad y finura. Sobresale así mismo, el trono en el que María reposa. Originalmente flanqueado por dos leones, conserva en la actualidad, en el lado izquierdo, la parte superior del cuerpo del animal, así como la cola que se enrosca sobre su tronco. Del león que se situaba a la derecha de María, se conservan únicamente las garras de dos patas. Falta la mano derecha de la Virgen y del Niño, así como la cabeza del Niño Jesús. Altura: 40 cm.
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