Escuela italiana; circa 1600. “Sagrada familia”. Óleo sobre cobre. Presenta leves faltas sobre la superficie pictórica. Posee marco español con faltas, c.1750. Medidas: 34 x 26,5 cm; 55 x 45 cm (marco). Como es habitual en las imágenes de la Virgen con el Niño, la madre se dispone como trono del pequeño Jesús en primer plano. En esta obra el autor sigue dicha tradición pictórica, pero le otorga un mayor protagonismo a la figura de San José, que, a pesar de situarse en un segundo plano, sostiene una fruta entre sus manos, que por el gesto del Niño parece ser requerida por el Salvador. Este gesto que nos muestra como el pequeño Jesús pone toda su atención en la figura de su padre, una característica novedosa y esclarecedora de los momentos que atravesaba la religión en dicho momento, ya que debido a la crisis se potencio la relevancia de José como padre putativo, en la formación de su hijo, proliferando así imágenes como José y Jesús en el talle, o San José con el Niño. Además, otro rasgo característico de esta obra es la sustitución de la madre de la Virgen, Santa Ana, por la de su padre San Joaquín. En el sentido más común de la expresión, la Sagrada Familia incluye a los parientes más próximos del Niño Jesús, es decir, madre y abuela o madre y padre nutricio. En los dos casos, ya sea Santa Ana o San José quien aparezca, se trata de un grupo de tres figuras. Desde el punto de vista artístico, la disposición de esta Trinidad terrestre plantea los mismos problemas y sugiere las mismas soluciones que la Trinidad celestial. No obstante, las dificultades son menores. Ya no se trata de un único Dios en tres personas del cual deba expresarse la unidad esencial al mismo tiempo que la diversidad. Los tres personajes están unidos por un vínculo de sangre, ciertamente, pero no constituyen un bloque indivisible. Además, los tres están representados en forma humana
Escuela italiana; circa 1600. “Sagrada familia”. Óleo sobre cobre. Presenta leves faltas sobre la superficie pictórica. Posee marco español con faltas, c.1750. Medidas: 34 x 26,5 cm; 55 x 45 cm (marco). Como es habitual en las imágenes de la Virgen con el Niño, la madre se dispone como trono del pequeño Jesús en primer plano. En esta obra el autor sigue dicha tradición pictórica, pero le otorga un mayor protagonismo a la figura de San José, que, a pesar de situarse en un segundo plano, sostiene una fruta entre sus manos, que por el gesto del Niño parece ser requerida por el Salvador. Este gesto que nos muestra como el pequeño Jesús pone toda su atención en la figura de su padre, una característica novedosa y esclarecedora de los momentos que atravesaba la religión en dicho momento, ya que debido a la crisis se potencio la relevancia de José como padre putativo, en la formación de su hijo, proliferando así imágenes como José y Jesús en el talle, o San José con el Niño. Además, otro rasgo característico de esta obra es la sustitución de la madre de la Virgen, Santa Ana, por la de su padre San Joaquín. En el sentido más común de la expresión, la Sagrada Familia incluye a los parientes más próximos del Niño Jesús, es decir, madre y abuela o madre y padre nutricio. En los dos casos, ya sea Santa Ana o San José quien aparezca, se trata de un grupo de tres figuras. Desde el punto de vista artístico, la disposición de esta Trinidad terrestre plantea los mismos problemas y sugiere las mismas soluciones que la Trinidad celestial. No obstante, las dificultades son menores. Ya no se trata de un único Dios en tres personas del cual deba expresarse la unidad esencial al mismo tiempo que la diversidad. Los tres personajes están unidos por un vínculo de sangre, ciertamente, pero no constituyen un bloque indivisible. Además, los tres están representados en forma humana
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